1 año, 365 días, 12 meses. Vaya que el tiempo pasa rápido. Como dato curioso: es la primera vez que rompo esa marca de tiempo estando con alguien. No puedo evitar sentir algo de orgullo. Soy una persona complicada.
Recuerdo ese momento donde decidí dar un paso importante de frente. Existía una chica especial (en muchos sentidos), que pese al tiempo y el hecho de no poder vernos físicamente, el contacto no se había perdido del todo. Charlas irrelevantes si se quiere ver así, pero charlas después de todo y eso es lo que cuenta ¿no?.
La misión era tan simple como complicada: Tenía que invitarla a salir. ¿Que porqué no lo hice antes? pues nunca se dio una verdadera oportunidad. Venía de haber metido la pata muchas veces, situación complicada, etapas de la vida, no sé, el punto es que no se había podido realizar hasta ese preciso punto de la historia.
Fue relativamente fácil. La salida se dio, un sábado soleado, con mi garganta a medio funcionar, venía saliendo de una gripe horrible. Todos los que alguna vez han leído este blog o en su defecto, me conocen en persona saben mi opinión al respecto de las películas musicales. Para los que no la conocen, aquí va: Odio los musicales. No por el hecho de que la mayoría de las cintas de género sean sosas, aburridas o clichés. Sino porque después de la película, mi mente tiene la horrible manía de recordar la tonada de las melodías significativas. Eso implica sufrimiento grande. Sin embargo existe solo una película musical que soporto y que espero en algún momento de la vida poder hablar de ella.
Vaselina, sí, esa vieja película del año de la canica. Ya pueden devorarme al respecto. Ok, lo acepto. Total, hace un año la cadena de cines rojos de México la trajo en proyección especial debido al aniversario del lanzamiento. Resulta ser que coincidimos en el gusto. Fuimos a verla y pese a mi espantosa, grande y notoria falta de confianza, todo salió bien.
En fin, hasta ese entonces llevaba una racha más o menos larga de salidas poco relevantes y hasta cierto punto malas. Como todo buen torpe, lo primero que hice fue contarle a mi mejor amigo la situación, el hecho de que en verdad tenía ganas de poder invitarla a salir otra vez. Después de una terapia bastante larga, por fin lo había decidido, el momento de avanzar había llegado.
Debo admitir que la cosa fue un poco complicada, sobre todo por la cuestión de los tiempos. Yo andaba (y tristemente aun ando) apretado de trabajo y escuela. Ella tenía cuestiones educativas y personales que resolver. Pero por cuestiones, quizá de azar, quizá de destino, todo salió bien. Hasta el momento hemos compartido risas, juegos, preguntas, secretos, confesiones, nos pusimos al tanto de todo los que nos había ocurrido hasta ese momento.
No importa que haya sido, me encanta pensar en lo hermosa que es la causalidad de la vida. Tan solo hay que pensarlo. Intenten recordar a una persona random que conocieron en algún momento. Por ejemplo, algún ex-compañero de generación. Con el que si bien, tuvieron buenos momentos, al salir de la escuela, perdieron relativamente el contacto. Sin embargo, por una situación igual de random que como se conocieron, llegan a encontrarse con el años después. La probabilidad es muy baja, pero aun así pasó. Parafraseando a Dr Manhattan:
"... Destilar esa forma tan específica de ese caos de improbabilidad, es como transformar el aire en oro... "
Ahora nos conocemos mejor, sabemos cosas el uno del otro, compartimos relativamente nuestros problemas, funcionamos bien. No puedo arrepentirme de nada de lo que he hecho y compartido con ella hasta ahora. Han pasado muchas cosas, buenas y malas, hemos ido a muchos lugares y tenemos planes de hacer muchas cosas más. Hoy volteo atrás y recuerdo el aterrador semblante que tenía cuando Cande me dijo que era momento invitarla a salir por segunda vez, porque de verdad creía que podía meter la pata muy feo. Miedo por no saber que consecuencias iba a traer eso y creo que hasta cierto punto, miedo a sentir cariño. De verdad, estuve mucho tiempo solo, esa clase de cosas después de un rato, provocan que te vuelvas temeroso.
He aprendido mucho este año, cosas como que hay mil maneras diferentes de expresar cariño. Que no es necesario un beso para demostrar interés, que no es necesaria una etiqueta para poder trabajar como equipo, que hay veces donde una persona solo necesita ser escuchada y/o leída, que pese a los momentos difíciles siempre hay un momento para sonreír. También me ha enseñado cosas sobre la diversidad que existe en este mundo, que mas allá que ha alguien le guste el pescado y a alguien mas el puerco, todos coinciden en el gusto por el pollo (referencia Simpson aquí). También he aprendido mucho sobre como lidiar con los problemas que se me presentan, el solo hecho de verla enfrentar sus propios retos, de verdad me motiva a seguir adelante y dar lo mejor que puedo dar.
No soy más que un programador novato con algunas aspiraciones, no me importa que depare el futuro, sea lo que sea, siempre voy a hacer lo posible por apoyarla. Estaré con ella en las buenas, en las malas y en las peores, no importa la situación. Todo lo que tengo, lo que soy y lo que espero ser algún día, estará siempre a su disposición.
Como en la vida misma, el futuro es incierto, pero ahora sol pienso en sentarme y disfrutar del viaje. Digo, la vida es una tómbola. Si me hubiesen dicho cuando la conocí: "En 6 o 7 años podrás salir con ella", el Ricardo de entonces, no lo habría creído. El Ricardo de hoy, no dudaría que cualquier cosa que depare el futuro es probable que ocurra.
Total, creo que todo lo que había que decir ya lo he dicho, tan solo sé que de verdad y de todo corazón, siempre le voy a estar agradecido por lo que me ha enseñado, por la confianza que ha tenido en mi y sobre todo gracias por un año en verdad fantástico.
SR.
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